Oficio de las rezadoras a punto de desaparecer ¿cómo preservarla?
Doña Rosa Ayala Villanueva es de las pocas mujeres que siguen realizando este oficio en Sinanché que refleja la herencia cultural de Yucatán
SINANCHÉ, Yucatán.- Entre las sombras de las casas antiguas y el eco de las oraciones en maya y español, el oficio de las rezadoras, una tradición ancestral profundamente arraigada en la cultura yucateca, se encuentra en peligro de desaparecer.
En el pequeño municipio de Sinanché, doña Rosa Ayala Villanueva, de 84 años, es una de las últimas personas que conserva este arte, entregada a la labor de rezar por las almas de los difuntos, pedir por el bienestar de las familias y asistir a quienes buscan consuelo espiritual en tiempos de pérdida.
¿Desde cuando se familiarizó doña Rosa con las oraciones y rituales?
Desde muy joven, doña Rosa se familiarizó con las oraciones y rituales que, generación tras generación, se han transmitido oralmente en su familia: “Mi madre era rezadora y yo lo aprendi de ella, le gustaba ir a rezar, para la temporada de finados rezaba a las ánimas chicas y grandes, a todos los santos, yo tenía 18 años cuando aprendí a rezar”.
Sin embargo; a pesar de su relevancia cultural, doña Rosa dijo que el oficio de las rezadoras se ha vuelto menos atractivo para las nuevas generaciones: “A mucha gente no le gusta, yo tengo tres hijas pero a ninguna le gusta, yo les he dicho que aprendan a rezar porque el día que yo no esté ellas lo pueden hacer y de todas mis nietas solo una dice que quiere aprender a rezar.
¿Cuál ha sido el papel de las rezadoras en las celebraciones de Hanal Pixán?
El Hanal Pixán es una de las festividades en las que el papel de la rezadora adquiere un significado especial, ya que es ella quien dirige las oraciones para recibir a las almas de los difuntos que, según la creencia maya, regresan en estas fechas para convivir con sus familiares. Durante la festividad, las rezadoras como doña Rosa ofrecen sus servicios para bendecir los altares y dirigir rezos incluso en latín, preservando la tradición y el vínculo con los antepasados.
¿Cómo doña Rosa heredó libros con más de 100 años ?
Recordó que tiene varios libros de oraciones que heredó de su madre y abuela, textos que tienen más de 100 años: “Estos libros llegaron a mis manos porque mi mamá me los dejó en un confrecito y al morir a los 98 años, todos esos textos se me quedaron”.
El caso de Doña Rosa es un reflejo de una situación que se repite en diversas comunidades de Yucatán, donde el cambio generacional ha puesto en riesgo varias tradiciones culturales y espirituales porque el oficio de las rezadoras representa un hilo de conexión con el pasado, una herencia que ha perdurado en el tiempo y que ahora depende de esfuerzos colectivos para que no se extinga.
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