Los sinsentidos de la Reforma Judicial
EN OTRAS PALABRAS POR SOFÍA OTERO
CIUDAD DE MÉXICO.- Con el porcentaje de votos que recibió la 4T el pasado 2 de junio, finalmente podrán aprobar un paquete de 18 reformas constitucionales que el presidente López Obrador lleva meses impulsando.
Dentro de la lista, ensandwichada entre reformas valiosas a favor de la justicia social, se encuentra la del Poder Judicial. Esta plantea diversos cambios como ajustar los salarios de las magistraturas y reducir el número de ministrxs de la Suprema Corte de 11 a 9.
Aún así, lo que más ha llamado la atención es la propuesta de elegir los cargos mediante el voto popular.
¿Qué tiene de malo plantear “más democracia”? De entrada, que es un experimento. No existe ningún otro país democrático que elija a sus jueces y magistraturas de esta forma.
Es cierto que en Francia, Estados Unidos, Suiza, Colombia, Perú y Venezuela, la ciudadanía vota por cargos locales. Sólo Bolivia, el tercer país con mayor percepción de corrupción en Sudamérica selecciona de esta manera a lxs integrantes de su Cámara Alta.
Este dato es relevante porque el presidente López Obrador ha reiterado una y otra vez que el propósito de esta reforma es acabar con la corrupción dentro del Poder Judicial. No hay lógica alguna en ese argumento. Si en efecto, la voluntad del pueblo en las urnas eliminara la corrupción, sólo tendríamos políticas y políticos honestos.
Por otro lado la propuesta detona varias dudas. ¿Sería el gobierno el responsable de proveer los presupuestos para las contiendas de miles de abogadas y abogados aspirantes a los cargos? De ser así, ¿cuánto nos costaría? ¿No sería sencillo que particulares (tanto empresarixs como integrantes del crímen organizado) impulsen candidaturas para que defiendan sus intereses? Por otro lado, ¿lxs aspirantes podrían recibir el respaldo de algunos partidos? Porque de ser así, su impartición de justicia podría ser selectiva.
El diagnóstico de la 4T es correcto. En efecto, el poder judicial no responde a los intereses y necesidades del pueblo. Eso no significa que esta reforma sea la solución. Por el contrario, podría abrirnos a otra serie de problemas. Si AMLO es capaz de contener su emoción, ya lo decidirá la presidenta.
Ver nota:
Presentará AMLO reforma Electoral y al Poder Judicial el 5 de febrero
