Desde las burbujas del poder
Por: Luis Alfredo Rangel Pescador
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'Del colorado polvo del cerro, a la eterna esperanza'
DURANGO, Durango.- Como reloj de ferrocarrilero, la esquina de 20 de noviembre con Constitución, se atiborraba de gente, en la cornisa de “Benavides” se conectaban micrófonos y bocinas, para que líderes estudiantiles informaran sobre el curso de la huelga de cerro de Mercado.
Esa rojiza mole de hierro que a la larga causará la muerte de quien en la ambición por la plata, había cruzado, explorado desde el centro de La Nueva España, al capitán Ginés Vázquez de Mercado, oriundo de la provincia de Extremadura España, había despertado una vez más, el filón para el desarrollo de Durango, una vez más, no resultó ser de plata sino de hierro.
La mina de Mercado inició sus actividades allá por los años de 1828, hasta la fecha.
Durante varios años, la explotación estaba concesionada a la empresa Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, S.A., uno de los principales accionistas era Carlos Prieto Fernández y de la Llana, presidente y director general, (padre de famoso chelista y escritor Carlos Prieto Jacqué) quien extraía el material ferroso y lo enviaba a la ciudad de Monterrey, en góndolas del tren, que cruzaban el norte de la ciudad, clásico el alto obligado en la afluencia de las calles de Hidalgo, Independencia y la otrora avenida La Estación , hoy Manuel Gómez Morin, el sonido llano y hueco de las locomotoras, daban aviso de la pesada carga del polvo característico, de este mineral, rumbo a la fundidora asentada en La Sultana del Norte.
Quizá nunca lleguemos a conocer el cómo, cuándo y los porqués el gobierno federal, consintió en cierta medida, aquello que al principio parecía una aventura estudiantil, instalar casas de campaña, fogatas y demás, para impedir que siguiera la salida de más mineral.
La demanda fue (no lograda) la industrialización de Durango, el cerro ni siquiera había instalado una fábrica de clavos, era hora de obligar a Fundidora, retribuir en algo lo que se llevaba del corazón mismo de la ciudad.
Para algunos sociólogos e historiadores este movimiento estudiantil (1966) guarda un especial sentido social y político, a nivel global antecedió al movimiento estudiantil bautizado Mayo Francés (1968) y el de México anterior a las olimpiadas.
El acuerdo del pago de 4.50 por tonelada de mineral, a la distancia nos parece ridículo, más aún el destino del monto acumulado.
Después de 130 años de explotación el cerro languidece, varias ocasiones ha punto de cerrar, las leyendas del montículo de la cruz, del toro de la cueva y otras, al igual entran en el baúl del olvido.
Han transcurrido 57 años, algunos de esos líderes estudiantiles aún viven, han escrito y usufructuado la historia del movimiento, por otro lado, otros que también fueron actores, por ayunar en la mole de hierro, participar apoyando los objetivos de un Durango mejor, también viven, esperando aún la industrialización de la Nueva Vizcaya.