La lucha por el agua y el territorio: Megaproyecto KUNI amenaza Balandra
La lucha social y jurídica contra proyectos como KUNI no solo es por la tierra, sino por la vida y el agua en Baja California Sur.
LA PAZ, Baja California Sur.- En Baja California Sur, la lucha por el control de tierras cercanas a las playas ha sido una constante desde hace décadas. A partir de las reformas al artículo 27 constitucional en 1992 y el anuncio del Tratado de Libre Comercio en 1994, el panorama inmobiliario cambió drásticamente en el estado.
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Terrenos que eran en su mayoría ejidales o propiedad de familias locales, se convirtieron en mercancías para el mercado especulativo, atrayendo la atención de capitalistas globales y promoviendo la venta masiva de tierras, especialmente en zonas costeras.
La invasión del capital extranjero
Uno de los casos más emblemáticos de este fenómeno fue el de la compañía fachada “El Coyote Baja Resort S.A. de C.V.”, representada por Raymond Novelli, empresario reconocido en Baja California Sur y Estados Unidos por diversos fraudes. En la primera década del siglo XXI, esta empresa se apropió de grandes extensiones de terrenos, despojando a familias locales en la zona de El Coyote. Estos terrenos fueron destinados a proyectos turísticos y residenciales, con el respaldo de las autoridades municipales y estatales. Así nació el proyecto “Maravía”, que incluía la construcción de 2,065 lotes residenciales, dos campos de golf, y un hotel de cinco estrellas.
Este tipo de proyectos no solo significaron la privatización de las playas y la especulación del suelo, sino también un uso intensivo de recursos naturales como el agua. Un informe de 2007 denunció que El Coyote Baja Resort obtuvo concesiones para extraer millones de metros cúbicos de agua del acuífero de La Paz, una cantidad que impacta profundamente en la sostenibilidad de los recursos hídricos de la región.
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El megaproyecto Kuni
El proyecto “KUNI”, promovido por la compañía Maravía S.A. de C.V., representa una amenaza más reciente. Este macroproyecto tiene planeado construir alrededor de 20 mil cuartos de hotel, villas, y residencias en un espacio que ya enfrenta un déficit hídrico significativo. La construcción de una planta desaladora para abastecer el proyecto sugiere que los promotores buscan minimizar el impacto sobre el acuífero de La Paz. Sin embargo, la descarga de salmuera en el mar, un residuo tóxico del proceso de desalinización, podría generar un daño irreversible en los ecosistemas marinos.
Además, el impacto del proyecto no solo será ambiental. Se estima que la construcción atraerá a más de 157 mil personas, lo que ejercerá una presión significativa sobre los servicios públicos de La Paz, como el suministro de agua, la gestión de residuos, el drenaje, la electricidad, y otros.
La lucha por el agua
En Baja California Sur, el agua es un recurso limitado y en constante disputa. El acuífero de La Paz ya enfrenta un déficit de 27 millones de metros cúbicos. Los pozos que abastecen a la ciudad no siempre operan al cien por ciento debido a fallas técnicas, agravadas por el paso de ciclones tropicales.
A pesar de este panorama crítico, los desarrolladores detrás del proyecto KUNI y otros similares insisten en continuar con la construcción de sus complejos turísticos y residenciales. Las autoridades ambientales han sido permisivas con estos proyectos, y el capital extranjero ha seguido avanzando, sin detenerse a considerar las implicaciones sociales, económicas, y ecológicas para la región.
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La defensa del territorio
La ciudadanía de La Paz y los grupos ambientalistas han emprendido una lucha jurídica y social para frenar estos desarrollos, conscientes de que el crecimiento desmedido de proyectos turísticos no solo pone en riesgo el equilibrio ecológico, sino también la vida cotidiana de las comunidades locales.
La batalla no es solo por la tierra, es por el agua y la vida misma. En un estado donde el acceso a recursos básicos como el agua ya es limitado, proyectos como KUNI solo exacerban la desigualdad y amenazan con despojar a las futuras generaciones de su herencia natural.
Fuente Radio Zapatista Sudcaliforniano y Zeta Tijuana