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Los agricultores en BCS se enfrentan al cambio climático

Los agricultores sudcalifornianos enfrentan ahora una nueva amenaza: el cambio climático, cuyas consecuencias están alterando los ciclos de siembra, aumentando las temperaturas y reduciendo el agua.

Por: Rosalva Castro

LA PAZ, Baja California Sur.- La historia de la agricultura en Baja California Sur se remonta a los siglos XVII y XVIII, cuando los jesuitas introdujeron cultivos mediterráneos en los oasis sudcalifornianos. Desde entonces, la agricultura ha evolucionado, pasando de ser una actividad de subsistencia a una industrial enfocada en la exportación. Sin embargo, los tiempos han cambiado, y hoy los agricultores se enfrentan a desafíos completamente diferentes: los efectos del cambio climático.

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A mediados del siglo XX, la Revolución Verde y la perforación de pozos transformaron la agricultura en BCS. Se pasó de una producción para el autoconsumo a una agricultura industrial intensiva y orientada a la exportación. Sin embargo, este crecimiento no estuvo exento de consecuencias. La expansión agrícola exacerbó el uso de los recursos hídricos y afectó el medio ambiente, una situación que fue parcialmente abordada en 2004 con el 'Programa de Reconversión Agrícola', que implementó medidas de ahorro de agua como el riego por goteo.

A pesar de estos esfuerzos, la agricultura sigue siendo responsable del 80% del uso de agua en el estado. Los agricultores sudcalifornianos enfrentan ahora una nueva amenaza: el cambio climático, cuyas consecuencias están alterando los ciclos de siembra, aumentando las temperaturas y reduciendo la disponibilidad de agua.

¿Cuáles son los principales efectos del cambio climático en la agricultura?

Los efectos del cambio climático se manifiestan de manera evidente en BCS, especialmente entre los pequeños y medianos productores agrícolas de La Paz y Los Cabos, donde se concentra el 18% de la superficie sembrada. Estos agricultores, que ya enfrentaban un clima árido y semidesértico, ahora lidian con veranos prolongados y temperaturas en constante aumento.

Las variaciones climáticas han modificado los ciclos tradicionales de siembra. El invierno llega más tarde y los veranos se han extendido hasta octubre o noviembre. Esto obliga a los agricultores a usar más agua para mantener los cultivos. Como resultado, muchos agricultores han optado por cambiar sus cultivos, dejando atrás las hortalizas para concentrarse en productos más resistentes al calor, como los cítricos y el camote.

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Impactos del aumento de temperatura y la escasez de agua

Las proyecciones para La Paz indican un aumento de entre 3 y 3.5°C en las próximas décadas, lo que acentuará las sequías y el estrés hídrico en una región ya de por sí árida. El uso del agua se ha vuelto un tema crítico, especialmente considerando que el 54% de los acuíferos en BCS están sobreexplotados.

El monzón norteamericano, que solía generar lluvias de verano, también está debilitándose debido al cambio climático, lo que retrasa el inicio de las lluvias y afecta gravemente las cosechas.


Huracanes: una doble amenaza

Aunque el número de huracanes en el Pacífico no ha cambiado significativamente, su intensidad sí lo ha hecho. Los huracanes recientes han traído lluvias torrenciales que no solo benefician a los campos agrícolas, sino que también los destruyen debido a la fuerza del viento y el agua. Los agricultores tienen que tomar medidas preventivas, como retirar sistemas de riego y resguardar herramientas, lo que implica costos adicionales.

La agroecología

Ante los desafíos del cambio climático, algunos agricultores han encontrado soluciones en la agroecología, un sistema agrícola que respeta los ciclos naturales y climáticos mediante prácticas sostenibles. En BCS, un grupo de 30 agricultores, convocados por la Alianza por la Seguridad Alimentaria (ASA), ha comenzado a implementar métodos como el uso de biofertilizantes, la reducción de plaguicidas y la rotación de cultivos.

Un futuro incierto para la agricultura en BCS

A pesar de los esfuerzos individuales, los agricultores de BCS enfrentan un futuro incierto. Las proyecciones indican una reducción del 30% en las precipitaciones para 2069, lo que podría reducir los rendimientos agrícolas hasta en un 50%.

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El Gobierno espera publicar un nuevo Atlas de Riesgos estatal que identificará las zonas más vulnerables ante fenómenos meteorológicos, así como una actualización del Plan de Acción ante el Cambio Climático para 2025. Además, la Ley de Cambio Climático de BCS está en proceso de ser aprobada, con el objetivo de cuantificar las pérdidas derivadas del cambio climático y crear un fondo ambiental para mitigar sus efectos.

Mientras tanto, los agricultores siguen adaptándose a un entorno cada vez más hostil, conscientes de que el cambio climático ya no es una amenaza lejana, sino una realidad que impacta su vida y sus tierras.




Fuente: Causa Natural Media

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